miércoles, 4 de abril de 2007

Semana Santa en Córdoba

Llega la Semana Santa y la ciudad quiere aparentar belleza, pulcritud, armonía… la ciudad quiere aparentar, pero no puede, no la dejan.
Cubrirán sus profundas heridas con una nueva y negra carpeta asfáltica, tan nueva y negra como débil; tanto como para no soportar el incesante, caudaloso y pesado transito que día a día hostiga a la diminuta 27 de abril.
Pero se "sanarán" aquellas fisuras que sólo en el centro se pueden apreciar, porque las soluciones únicamente llegan a los lugares visibles donde los extraños se han de maravillar; y en un londinense colectivo de dos niveles los llevarán a recorrer aquellos rincones que se encuentran en buen estado.
Las iglesias de la "Córdoba de las campanas" se acomodan a la situación y con listones púrpura engalanan los paisajes urbanos que pretenden engañar la vista de aquellos que poco frecuentan por nuestros pagos.
Pero en esta ciudad no sólo son los elegidos por el pueblo los que poco hacen por mantenerla en condiciones, aquellos que luchan por "la memoria" también son los que se encargan de destruirla… pobre ciudad, castigada por el olvido de sus habitantes, descuidada por los peatones, tapizada de basura, derrumbada de su historia, maquillada como payaso y de salud delicada.
A los que transitan por tus avenidas ya no les importa verte linda, te castigan, te insultan, te maltratan; porque ya dejó de importarles a donde viven, ya no importa que sigan sonando las campanas, que en las plazas flameen las banderas; el progreso te está dejando de lado, la violencia y la no cultura te avasallan.
Córdoba, espero que algún día recuperes todos estos años perdidos y que te saques de encima el vetusto polvo que te envuelve para poder volver a brillar y recuperar esa dignidad que de a poco te están profanando.

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